Nicolás estaba ocupado en su rincón, apilando cajas de cartón. Pasaron los días y el siguió. Su madre tomó coraje y luego preguntó ‘¿Qué haré con él?’ Y el viento contestó ‘has de él lo que tu decidas’. Nicolás se dejó aplastar por las cajas, murió y su madre se equivocó.
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