Por ella fue que todas las noches las estrellas brillaron, por ella, que aun puede ver. Por el amor mío, por la vida suya, por sus fantasmas y sus juguetes que lloran porque vuelva. Porque saben: no ha de volver.
Fue por ella que cada una de las garras se clavaron en hombros desgarrando por defensa; fue por ella por quien cada rocío nunca dejará de caer. Por ella, por quien muchos morimos con la esperanza de encontrarla; porque en vida lloramos y en muerte reímos.
Es por ella por quien me desangro, por ella, por quien los espectros susurran por no despertarla; es por ella por quien rezamos y aspiramos a la armonía suya.
Por ella, la bella dama de huesos de pájaros, llanto de niño y paso de mujer; por ella por quien imperios enteros caerían solo por verla a ella en un panorama único, en una escena; en esa escena sin actuar en la que, por ella, las butacas no estarían, por ella, por quien un publico silencioso aplaudiría y en ovación, por ella, su retorno aclamarían.
Es por ella, por quien los mares fluyen y los ríos siguen; es por la magia muerta de sus palabras cubiertas de polvo por quien se sopla al olvido. Es por ella que se llora en las noches, en la soledad suya, en memoria de su voz fantasma y su risa viva.
Es por ella por quien arden los cigarros y las manos frías buscan abrigo, por ella es por quien se acude al abrazo de la parca jugosa y las ratas mueren al oír su caída.
Es por ella que aun vivo.
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Hace 16 años

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