viernes, 9 de octubre de 2009

doble vida, ¿quién pudiera?

‘Ah, las rosas eran espinosas y perfumadas
Ahora no te pinchan pero tienen olor a nada.

Sálvese quien pueda, quien pueda que se salve’



Y si pudiera deciros acerca de la extensión del cauce interno,
No creerían al río,
Por ser real.
No sabrían de entender como yo hoy entiendo la locura suya. Él supo combinar palabras, mecanizarlas para la funcionalidad cuasi perfecta cuando su mente se había parado ya. Tuve que dejarlo ir, con su enfermedad y su amor a la muerte. A veces lo extraño. Y hoy. Hoy, estoy en el cauce, y no entenderán jamás. Será entonces que la vida se me paró delante con el cartel luminoso que lleva el lema cruel, para hacerme doler.
‘Y yo seguiré …’ La cuestión es hacia dónde.
Se que me está haciendo pagar por todo el mal que le hice, pero no quiero volver a matar a nadie.

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