lunes, 25 de enero de 2010

la verdad.

A ella los hombros le caen sobre las tetas, digo, el cabello reposa sobre sus hombros, luego cae hacia sus tetas y las tapa. Se para en el borde, al piso de la caída aunque esté encerrada en una sola dimensión. Ella es tan hermosa, con ella juego a las cartas y tomo el té, nos vemos una tarde por semana. Una tarde en la que ella ni yo hacemos lo de siempre, en la que no nos ve nadie, porque nos vamos lejos. Yo me quedo en casa jugando a los jueguitos, ella se va a casa de su tía. Pero no. Nos encontramos en los jardines verdes, con la tetera y las caricias. Ni ella ni yo sabemos por dónde empezar cuando nos vemos, si decirnos la verdad o contarnos de cómo le mentimos a los demás. Ella es todo, pero nadie lo sabe. Ella es todo, aunque esté encerrada siempre, es el paisaje más hermoso, es todo lo que deseo. Pero me equivoco cuando decido, entonces nos dejamos guardadas en un lugar que nadie sabe. Para protegernos. No me habla mal, me habla con caricias rosas de palabras precisas y es perfecta. Hace un año que la veo.

1 comentario:

  1. perdón, soy humana, nunca es suficiente, nunca estoy satisfecha con nada.

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