sábado, 10 de octubre de 2009

a ustedes.

"¡La puta!. Estoy flaco, estirado y duro como roca. ¿Ves mis paredes? Ellas fueron blancas; hoy amarillas. ¿Ves mi rostro? Presionado por mis manos contra la duda, una vez más. Yo la había querido tener, a ella, pero estoy amarillo yo también. Terminó el carnaval, ella era mía, ella es. Pero yo, la había querido locamente junto a mí; hoy está tan cerca que no hay opción que divague entre seguir o matarla, es siempre verla muerta. O lejos, sin saber que está respirando."

Que cruel de parte de ustedes, mis compañeros, haberme de impuesto la ley que limita el sentimiento. Si has de amar a un solo ser será. Quieren rozar la perfección, ¡ilusos!. No han de saber lo que es percibir sin ver siquiera, sin creer en lo impuesto. Pero sabéis, a la perfección, como destruir un corazón que quiere triunfar y llegar a la gloria del sentir. El amor de a dos, pero yo.

Debo entonces restringir mis sonrisas a una sola persona, mis recuerdos, mi ternura a una sola existencia. La lastimosidad de mis manos no podrá rozar otra piel, porque ha de doler. ¡Y cómo duele!. Aunque no lo haya hecho.

Es el egoísmo que todos debemos compartir, vos para mi, yo para vos, y nadie más para nadie.

Y aunque no lo crean, no quiero verlo nunca más a él.

viernes, 9 de octubre de 2009

cartas a ella.

Sabrás entender mis retrasos, yo siempre entregando a tiempo, pero con la mano del ayer no nos hemos puesto de acuerdo en momentos, tratando, tal vez, de hacerte llegar relatos de realidades reales pero no. Y duelen, pero no.

El asfalto dejó de rasparme, los fantasmas de la noche también, aunque a decir verdad, debo confesar que una noche ya sucedida sentí una conversación con vos. Si bien mi acto solo se basó en una sonrisa deforme y la repetición de esa frase ‘yo no se si es baldosa o ayer, yo no se, yo no se’ y de tu parte ese caluroso vacío de la noche de viento … Fui feliz como lo fui en todas esas otras noches. Con vos.

¿Volverás? ¿Volveré?

Yo no se.

Por el momento: Ya te debés de haber enterado, que ya no estoy sola, en lo que a formalismos nos referimos, claro.

Debió de haber sido un puñal para vos. ¿Cuánto me amaste? – Y surgían las incredulidades, el miedo, la poca conformación de una estabilidad interna, como la cajita de la bailarina que mi madre rompió y luego reemplazo. Como tus muñecas que en paz descansen, ¿están ellas con vos? ¿Debo peinarlas sino?

Yo no se, ¿será el olvido tuyo? No lo hagas.

Y hasta me atrevo a apagar el ruido; por esta noche no temeré escuchar mi voz.

doble vida, ¿quién pudiera?

‘Ah, las rosas eran espinosas y perfumadas
Ahora no te pinchan pero tienen olor a nada.

Sálvese quien pueda, quien pueda que se salve’



Y si pudiera deciros acerca de la extensión del cauce interno,
No creerían al río,
Por ser real.
No sabrían de entender como yo hoy entiendo la locura suya. Él supo combinar palabras, mecanizarlas para la funcionalidad cuasi perfecta cuando su mente se había parado ya. Tuve que dejarlo ir, con su enfermedad y su amor a la muerte. A veces lo extraño. Y hoy. Hoy, estoy en el cauce, y no entenderán jamás. Será entonces que la vida se me paró delante con el cartel luminoso que lleva el lema cruel, para hacerme doler.
‘Y yo seguiré …’ La cuestión es hacia dónde.
Se que me está haciendo pagar por todo el mal que le hice, pero no quiero volver a matar a nadie.