soñé que iba por unos callejones internos de una colectiva, cuando venían dos pibes a robarme. les dije que no me hicieran nada, que si querían plata les daba. Accedieron;
mientras metía mi mano izquierda en mi izquierdo bolsillo del pantalón observaba a uno de los pibes, el que más cerca tenia y con el que más contacto había tenido. 'vos sos ...paty?' le pregunto, 'uy si, nos conocemos de la primaria!' dice él -efectivamente, esa era la respuesta que yo me esperaba.
'cómo estás? tanto tiempo!' simpáticamente le pregunto, mientras sigo sacando la plata del bolsillo; 'no mentira', me dice, cambiando su cara de emoción y reencuentro a la de un pibe bien forri.
cuando les doy el dinero (muchos billetes de 2 pesos que en total habrán sumado 20 pé; ese cambio me lo habían dado en un supermercado anteriormente, porque fui a comprar no recuerdo qué) en mi otra mano yo tenia un billete de 50 y otro de 10. Ellos ni lo notaron;
salgo de esos callejones, por una puerta antigua, y al salir me cruzo con una hermosa mujer de unos 38 años aproximadamente, la miro, pero ella iba lento, ocupada en su disfrute
y yo nerviosa, por lo que había pasado.
caminamos una cuadra, ella delante mío, yo detrás.
hasta que al llegar a la esquina me detengo a preguntarle 'Av Santa Fe es para allá?', señalando en dirección contraria a la que estábamos caminando.
'Si, vamos' me contesta.
Y en el trayecto íbamos hablando, no recuerdo muy bien sobre qué, pero si recuerdo que su manera de hablar era diferente, y le pregunté de dónde era,
a lo que ella respondó 'Greenland' pronunciándolo 'Grainland'. Y yo repetí 'Greenland, no se dice así?'
'No, no. En un principio se lo pronunció 'Grainland' pero luego vinieron los americanos y comenzaron a pronunciarlo como 'Greenland'
'Ahh, no sabía' dije, estúpidamente.
Le suena el celular, paramos, mientras ella hablaba yo miraba a mi alrededor, conocía todo, conocía cada rostro. Pasó el hermano y primo de una amiga, salían del mismo conjunto de callejones de donde había salido yo. Me llamó la atención.
Al terminar su conversación, mi acompañante, que no me detuve a preguntarle jamás el nombre, me invita a seguir caminando. A mitad de cuadra para, en un bar, en una mesa con tres personas. Uno hombre hermoso, entrado ya en edad hacía bastante tiempo, y otra mujer, que ni recuerdo. Ella, quien caminaba junto a mi, se sienta, me dice ‘no, bueno, hoy no salgo, me quedo acá’. ‘Bueno’ – le digo, acercándome para darle un beso-.
Seguí caminando hacia donde iba. Y estaba oscuro, oscurísimo. Seguía siendo de noche.
NEXT
Hace 16 años
